sábado, 22 de septiembre de 2007

Historia antigua

Se sabe que Nicaragua estaba poblada hace al menos 10.000 años, que es la edad de unas huellas encontradas en una zona de Managua (Acahualinca). También se sabe que varios siglos antes de Cristo hubo migraciones de indígenas de México a la zona del Pacífico.

Fue Cristóbal Colón, en su segundo viaje, quien tomó por primera vez contacto con la costa del Caribe, aunque el primer explorador que recorrió el país fue Gil González de Avila. El cacique Nicarao se resistió a la colonización española. Francisco Hernández de Córdoba fundó en 1524 las ciudades coloniales de León y Granada.

Los españoles se sintieron atraídos por el oro con que fueron obsequiados inicialmente por los indígenas, pero este oro pronto se acabó. Las ciudades de León y Granada obtuvieron su riqueza de la agricultura y del comercio y pronto surgió una gran rivalidad entre ellas.

La zona del Caribe no fue nunca dominada por los españoles. Los ingleses mantuvieron relaciones comerciales con los indios Miskitos, que poblaban esa zona, y no fueron raras las expediciones violentas de dichos indios a las ciudades del interior. Como consecuencia de esta colonización inglesa, todavía una parte importante de la población del Caribe habla inglés e incluso llama "españoles" a los habitantes del resto de Nicaragua.

La independencia y el siglo XIX hasta la invasión filibustera

Tras la invasión napoleónica de España se desató por toda América una ola de independentismo. En el momento de la independencia, Nicaragua formó parte de las Provincias Unidas de Centroamérica y luego se emancipó totalmente en 1838.

Todo el siglo XIX en Nicaragua fue una sucesión de rivalidades y conflictos entre liberales y conservadores. Los liberales tenían su asiento en la culta ciudad de León (sede de la Universidad), mientras los conservadores hacían de Granada su feudo económico y comercial.

Para acabar de complicar las cosas, la posibilidad de construir un canal interoceánico abrió los apetitos de las potencias europeas. En 1848 los ingleses se apoderaron de la ciudad de San Juan del Norte, en la costa atlántica con el fin de controlar la salida al Caribe del río San Juan y ejercer un protectorado sobre la Costa de los Miskitos.

La invasión filibustera

A mediados de siglo se descubrió oro en California y miles de aventureros se lanzaron a su búsqueda en lo que se ha dado en llamar "fiebre del oro". A diferencia de lo que nos muestran las películas del oeste, la mayor parte de los viajeros se dirigía de la Costa Este de los Estados Unidos a la California por mar (no por tierra). La ruta empezaba en Nueva York, de ahí se viajaba a San Juan del Norte (Greytown), se cruzaba el Río San Juan, el lago de Nicaragua y el istmo por San Jorge y se embarcaba hasta San Francisco. Otros viajeros hacían la ruta por un ferrocarril que atravesaba Panamá.

La afluencia de viajeros originó la fundación de la llamada Compañía del Transito, propiedad del magnate Cornelius Vanderbilt.

Las rivalidades entre conservadores y liberales y las apetencias de Vanderbilt, junto con la ambición de unos aventureros sin escrúpulos propiciaron la invasión filibustera de Nicaragua. En 1855 un aventurero llamado William Walker fue llamado por los liberales de León para participar en su guerra contra los conservadores. Walker llegó a Nicaragua con 56 mercenarios (conocidos como "filibusteros") y al poco tiempo se había apoderado del país y se había hecho nombrar presidente. En el transcurso de la guerra Granada fue arrasada, se instituyó la esclavitud (con la idea de incorporar Nicaragua a los Estados Unidos como un estado esclavista más) y se declaró el inglés como idioma oficial de Nicaragua. Al llamado de Walker acudieron muchos aventureros y mercenarios, engañados por la perspectiva de un enriquecimiento rápido.

William Walker, jefe de los filibusteros norteamericanos


Las potencias de América Central reaccionaron y en 1857 Walker fue derrotado. Una nueva expedición de Walker en 1860 fracasó y Walker fue ajusticiado por los hondureños.

La presidencia de José Santos Zelaya y la segunda invasión

Los ingleses instituyeron un auténtico protectorado en la costa del Pacífico e incluso se llegó a proclamar un "rey Miskito" que gobernaba desde Bluefields.

Un presidente liberal, José Santos Zelaya, llegó al poder en 1893. Este presidente recuperó la costa del Pacífico para el país y depuso al llamado "rey Miskito". Sin embargo, pronto chocó con los intereses norteamericanos que organizaron en 1909 una trama para derrocarlo del país.

Los marines norteamericanos invadieron el país y en los años siguientes la política nicaragüense fue dirigida completamente por el "gran hermano del Norte". Estos marines permanecieron en Nicaragua hasta 1925, pero tras su marcha de nuevo volvieron los conflictos y los marines regresaron en 1927.

La lucha de Sandino

El conflicto entre conservadores y liberales se cerró en falso cuando el liberal Moncada accedió a firmar en Tipitapa el llamado "pacto del Espino Negro" (por el árbol bajo el que se acordó). En este pacto se aceptaba la presidencia de Adolfo Díaz, y se repartían distintas prebendas a los jefes rebeldes. Todos los generales y caudillos liberales aceptaron el trato, excepto Augusto César Sandino. Se inició así una cruenta lucha contra las tropas norteamericanas de ocupación. Sandino era un obrero que había estado trabajando en las plantaciones de banano y caña de azúcar de Honduras y Guatemala y en las empresas petrolíferas de México. Con algunos ahorros producto de su trabajo volvió a Nicaragua y compró armas para intervenir en el conflicto interno entre liberales y conservadores. Sandino no aceptó nunca el "pacto del Espino Negro" y mantuvo una lucha sin cuartel para liberar Nicaragua de los marines norteamericanos. Su "pequeño ejército loco" mantuvo en jaque durante varios años a las tropas americanas y finalmente fue necesario que éstas se retiraran y dejaran en su lugar a un cuerpo recién formado (la Guardia Nacional) para que se pudiese llegar a un acuerdo.


General Augusto C. Sandino

Anastasio Somoza García, jefe de la Guardia Nacional urdió en 1934 un complot para asesinar a Sandino y hacerse con el poder. En 1936 derrocó al presidente Sacasa y se proclamó presidente tras unas elecciones llenas de irregularidades celebradas en 1937.


La dinastía de los Somoza

Comenzaba así un largo periodo en la historia de Nicaragua en el cual la familia Somoza se convertiría en la dinastía que explotó y gobernó el país casi sin ningún escrúpulo. A partir de 1937, Anastasio Somoza dirigió el país con mano de hierro, reformó la constitución y se alió con los Estados Unidos, país que apoyó su régimen dictatorial. Somoza acumuló tierras y riquezas y se hizo dueño de algunas de las empresas más productivas del país. Se atribuye una frase a Somoza cuando fue preguntado acerca de sus muchas fincas y posesiones: "que yo sepa sólo tengo una finca y se llama Nicaragua". Otra frase célebre del presidente Roosevelt sobre Somoza es "Será un hijo de perra, pero es nuestro hijo de perra".


Anastasio Somoza García

Somoza murió por efecto de los disparos de Rigoberto López Pérez, un poeta leonés, que se infiltró en septiembre de 1956 en un fiesta en su honor. En este atentado murió el propio Rigoberto López. El suceso originó una oleada de represión sin precedentes y muchos opositores fueron detenidos y torturados.

El hijo de Anastasio Somoza García ("Tacho"), Luis Somoza Debayle, se hizo cargo del poder gracias al control que la familia tenía sobre la Guardia Nacional, único cuerpo armado del país. A la muerte de Luis Somoza en 1967 le sucedió su hermano Anastasio Somoza Debayle ("Tachito"), tras un breve período con algún presidente títere. Anastasio Somoza Debayle gobernó el país hasta que fue derrocado en 1979. La acumulación de riquezas por parte de la familia continuó sin ningún escrúpulo. Cuando en diciembre de 1972 se produjo el terrible terremoto que destruyó Managua, una parte importante de la ayuda internacional fue desviada a los almacenes de la familia y vendida.





La lucha del Frente Sandinista


En 1962 Carlos Fonseca, Tomás Borge y Silvio Mayorga fundaron el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), una organización armada que pretendía acabar con la dictadura de la familia Somoza. Los inicios de la lucha del Frente Sandinista estuvieron plagados de dificultades, pero poco a poco fue logrando implantación, sobretodo entre jóvenes estudiantes de la Universidad y obreros.

La oposición a los Somoza fue creciendo en los años 70 y las acciones de los sandinistas cada vez se hicieron más audaces. Así, por ejemplo, en 1974 una fuerza sandinista tomó como rehenes a importantes funcionarios del régimen que se habían dado cita en la casa de José María Castillo, un hombre de negocios amigo de Anastasio Somoza. Los sandinistas consiguieron en aquella ocasión que fuesen liberados numerosos prisioneros políticos, a la vez que su causa era difundida por todo el mundo.

En 1976 Carlos Fonseca murió en un combate con la Guardia Nacional. El Frente Sandinista se dividió en varias tendencias a la vez que el apoyo popular a su causa crecía.

En 1978 una fuerza sandinista ocupó el Palacio Nacional de Managua (sede del congreso somocista) y consiguió la liberación de más presos políticos. La situación se hizo cada vez más tensa y estalló una insurrección popular que, finalmente, fue aplastada.
Fue en junio de 1979 cuando el FSLN se lanzó a la ofensiva final. De nuevo estalló la insurrección en toda Nicaragua y de nuevo fue reprimida por las tropas de la Guardia Nacional que no dudaron en bombardear a la población civil y en asesinar a cualquier sospechoso de apoyar a los sandinistas. Tras varias semanas de intensos combates que causaron numerosas víctimas, Somoza fue derrocado y huyó al extranjero. El 19 de julio de 1979 los sandinistas celebraron, por fin, el triunfo de su revolución.


Tropas sandinistas entran en una ciudad de Nicaragua




Combatientes sandinistas durante la insurrección

La revolución sandinista

Con el triunfo de la revolución comenzaba un nuevo período lleno de ilusión pero también de dificultades. El país había quedado destrozado por la guerra, las víctimas habían sido muy numerosas y los Estados Unidos mostraban una actitud recelosa ante las nuevas autoridades nicaragüenses.

Se formó una junta de 5 miembros para administrar el país y Daniel Ortega, un comandante sandinista, fue nombrado coordinador. Se anuló la constitución somocista y se inició la obra de reconstrucción del país. Se llevó a cabo una intensa campaña de alfabetización, se nacionalizaron las tierras y propiedades de la familia Somoza y de sus más importantes colaboradores, aunque se respetaron otras propiedades y empresas. Se dieron los primeros pasos para mejorar la atención sanitaria y para llevar a cabo una reforma agraria. El proyecto sandinista no pasaba por el reparto indiscriminado de tierras a los campesinos, sino por el agrupamiento de éstos en cooperativas de trabajadores. Ello provocó algunos roces y decepciones entre quienes habían pensado que la revolución daría paso a la propiedad de la tierra. Por otra parte, muchos nicaragüenses afines a Somoza emigraron a Miami donde constituyeron, junto con los cubanos exiliados, un poderoso grupo de influencia en la política norteamericana.

Pronto empezaron los problemas. Una parte importante de la Guardia Nacional se refugió en Honduras y Costa Rica y, ayudada y financiada por Estados Unidos, inició una guerra contra el régimen sandinista. En el curso de esta guerra las atrocidades fueron enormes y los recursos dedicados a la misma cada vez eran mayores. Fue necesario instituir un servicio militar y eso causó descontento de muchas personas en Nicaragua. Las cooperativas de campesinos fueron el blanco preferido de los contrarrevolucionarios (o "contras") y los errores de los sandinistas hicieron que una parte de la población que inicialmente apoyaba al gobierno se decantase por la "contra".

Una ola de solidaridad mundial fue la respuesta a la agresión. Se formaron numerosos comités de solidaridad con Nicaragua y los gobiernos europeos desarrollaron importantes proyectos de colaboración con el pequeño país que pugnaba por salir de su atraso. Muchos nicaragüenses fueron enviados a estudiar a universidades extranjeras y brigadas de cooperantes y voluntarios acudían a poner su grano de arena (y a veces a hacer su particular revolución) al agitado contexto nicaragüense.

La guerra dificultaba las comunicaciones, consumía recursos ingentes y ocasionaba una gran escasez en el país. El gobierno de Estados Unidos fue condenado por el Tribunal Internacional de la Haya y requerido, sin éxito, para que cesase en su guerra de agresión contra Nicaragua. En 1984 los sandinistas vencieron en unas elecciones supervisadas atentamente por observadores internacionales y Daniel Ortega fue elegido presidente.



Cartel contra la intervención norteamericana en Nicaragua

La guerra de agresión continuó y en 1985 los Estados Unidos decretaron un embargo comercial contra Nicaragua. Estalló el escándalo Irán-Contra cuando se descubrió que la CIA vendía armas a Irán (contraviniendo el bloqueo decretado por las Naciones Unidas) y con el dinero obtenido apoyaba a la "contra" nicaragüense. También se descubrió el pago de armas con cocaína y el desvío de armamento supuestamente destinado a otros países hacia la "contra" nicaragüense.

Para financiar la guerra, el gobierno sandinista recurrió a la devaluación de la moneda, lo que provocó una espiral inflacionista sin precedentes. Los precios subían día a día y la escasez aumentaba, mientras el país dedicaba a veces hasta la mitad de su presupuesto a la guerra.

La intervención de otros países, en el marco de unos acuerdos de paz globales para la región (en aquella época había conflictos armados en Guatemala y El Salvador) se tradujo en la celebración de nuevas elecciones en 1990 que, contra todo pronóstico, fueron ganadas por una coalición derechista, la UNO (Unión Nacional Opositora)

Desde la derrota electoral de los sandinistas hasta nuestros días

A raíz de las elecciones de abril de 1990, fue elegida presidente doña Violeta Barrios de Chamorro, viuda de Pedro Joaquín Chamorro, periodista y político conservador asesinado en 1978 por orden de Somoza. La victoria de la UNO trajo, con el tiempo, la pacificación del país. Durante varios años las carreteras de muchas zonas fueron inseguras debido a las bandas de ex-contras ("recontras"), ex-sandinistas ("recompas") o mixtas ("revueltos") que se dedicaban al saqueo. A pesar de haber quedado en minoría, los sandinistas tenían todavía mucho poder e influencia en el país.

Comenzó el regreso de los nicaragüenses exiliados en Miami y la devolución de propiedades y tierras a sus antiguos dueños. Sin embargo, el gobierno no fue capaz de desalojar a muchas cooperativas de trabajadores de las tierras a las que habían accedido gracias a la revolución.

Se puso en marcha un duro plan de ajuste económico que logró, mediante un cambio en la moneda, contener la inflación galopante, a costa de hundir en la miseria a amplias capas de la población nicaragüense y se hicieron intentos por reconstruir infraestructuras dañadas.

En 1996 unas nuevas elecciones dieron la victoria a Arnoldo Alemán (del derechista "Partido Liberal") y los sandinistas volvieron a quedar en segundo lugar. Las luchas internas por el poder dentro del sandinismo, la corrupción de algunos de sus dirigentes y el cansancio de la población han terminado por desprestigiar a esta opción política.

En 1998 el huracán Mitch asoló Honduras y Nicaragua y ocasionó numerosas víctimas. Los campesinos y personas que vivían en la pobreza fueron los más damnificados por el desastre que provocó un daño notable en las infraestructuras del país.

En este contexto histórico, un sector del campesinado nicaragüense lucha por salir adelante desde la propiedad colectiva de sus tierras (herencia de la revolución), en un intento por salir de la miseria y la marginación y por desarrollar un proyecto de economía popular alternativa.